¿MALDIVAS CON NIÑOS?

MALDIVAS. Un nombre que nos transporta inmediatamente a uno de los paraísos del buceo. Pocos buceadores hay que no conozcan el lugar, aunque no hayan ido todavía, pero ... ¿cuántos niños lo conocen?.

Cuando Judith de la Rosa me propuso este viaje pensé que bromeaba. "¡Cómo voy a ir a Maldivas con mi hijo de 11 años!. ¡Se va a aburrir estando una semana encerrado en un barco!"- fueron mis palabras. "-

"Se trata de un viaje de buceo normal y los niños se quedarán al cuidado de personal específico y con numerosas actividades." - me comenta Judith. Me lo pensé unos … 10 segundos.

Maldivas es uno de los mejores lugares del mundo para bucear. Que tu hijo de 11 años pueda ir contigo y disfrutar en parte de lo que ese lugar te ofrece, es algo que nunca hubiera imaginado tan pronto. Todo padre buceador sueña con poder practicar esta afición algún día con su hijo, pero nunca pensé que eso pudiera pasar mucho antes de lo previsto.

Se trata de un viaje con niños. Un equipo de 3 personas formado por un médico, una enfermera y una cuidadora infantil se encargarán de entretenerlos mientras los mayores van a bucear. No se pueden quedar en mejores manos. Mejor que en casa.

Maldivas nunca defrauda, ni en agosto: mantas diablo, tiburones, tiburones ballena, miles de peces y canales con corriente y tiburones. Mar plano, con el agua a 29 grados (sin corriente salvo donde la debe haber), visibilidad nunca inferior a 15 metros y sol, mucho sol y mucho calor.

Mientras nosotros nos íbamos a bucear los niños hacían actividades varias: pintar sus propias camisetas, búsqueda del tesoro en la isla del "Pirata 6 dedos", crear marcos paradisiacos para las fotos de sus papás, estudio de los animales del lugar, snorkel, hacer galletas, ver películas comiendo palomitas, descansar en el Jacuzzi, ... ¡Vamos!, que se lo pasaban mejor que nosotros. De hecho, alguna vez al llegar de bucear nos decían: "¿por qué no os váis a bucear de nuevo?".

Como en casa no, MEJOR.

El momento más emocionante para mí (y espero que también lo haya sido para mi hijo) fue el snorkel nocturno con mantas diablo y tiburones. Nada más fondear y encender las luces de la popa, el agua se empezó a llenar de miles de pececillos y mucho plancton. A los pocos minutos llegan los peces más grandes: peces aguja, barracudas, calamares. Un poco más tarde la primera manta. Se acerca hasta la superficie haciendo círculos verticales para comer. Ya sólo ver ese espectáculo desde la bañera del barco fue indescriptible. Los niños alucinaban.

Una manta de unos 2 metros de envergadura. Enseguida aparece otra, y otra y otra. Nos tiramos al agua en snorkel y los gritos de los niños se oían desde lejos en el silencio de la noche. No gritos de miedo sino de excitación. Las luces del barco iluminaban el fondo de 10 metros y las mantas no paraban de hacer pasadas por aquí y por allí. El tiempo se detuvo y di gracias desde lo más profundo de mi ser a Judith por haber tenido esa idea. Son sensaciones que nunca pensé que podría tener y mucho menos disfrutar con mi hijo en el otro lado del mundo. ¡GRACIAS JUDITH!. ¡GRACIAS EVA!.

Después del snorkel buceamos y estuvimos con 9 mantas diablo: ¡ÚNICO!. 13 mayores y 8 niños, desde los 3 hasta los 11 años. 16 inmersiones. Un barco de lujo: Maldives Crown, y una tripulación excelente. La semana se hizo corta y los niños en ningún momento tuvieron deseos de marchar (¡a ver!). Que la familia entera pueda disfrutar de una misma actividad (y en Maldivas) no se puede describir con palabras. En mi vida he hecho muchos viajes de buceo por todo el mundo. Me acuerdo de todos pero con algunos confundo lugares y personas. NUNCA OLVIDARÉ ÉSTE.

Fernando Ros (Director de Fotografía de Casco Antiguo)